La experiencia de la pasión




foto: IA Leonardo by Ganiarov





La experiencia de la pasión 

"La pasión se divide en pasiones y éstas a su vez enriquecen multiplicándose y sucediéndose a sí mismas en un proceso discontinuo"
 Carlos Gurméndez 




Es llamada pasión la pérdida de mesura y la limitación del acto vital, entendida como la modificación de la paz y la neutralidad del alma. Es el acto de conocer, y ese conocimiento nos perturba de alguna forma. La tradición de pensamiento Occidental nos ha impuesto la interpretación de que la mesura, el justo medio Aristotélico, es el único modo de doblegar a las pasiones, que para poder llevar a cabo una vida plena, es necesaria la condición del control sobre las emociones y pasiones. Más lo difícil de éstos postulados son la manera en cómo el individuo logra refrenar su propia irracionalidad interpretativa de los hechos y darle cabida a la discursividad racional en el acto. 
El estudio de la interacción entre las modalidades interpretativas de la fenomenología de las pasiones es de reciente data, comparado con el discurso filosófico heredado de la tradición judeocristiana y sus antecedentes helenísticos y griegos, en consecuencia, la psiquiatría moderna ha interpretado que la pasión implica dolor, implica deseo, implica la desesperada reacción ante el sufrimiento, la costumbre, la cotidianidad, el desamor, el odio, la envidia, por sólo nombrar algunas, y aún sigue siendo incognoscible la elección del individuo de la perenne desestabilización de la pasión. 
Dentro de la psiquiatría existen teorías sustentadas como modos explicativos de ésta incongruencia entre el modo de ver y el de sentir y el cómo nos afecta el hecho pasional, Jung lo explica como posición de voluntad, de movimientos complejos de los cuales depende nuestra propia destrucción, de la distorsión provocada por el hecho pasional como agente del desarreglo conductual, de trastornos de personalidad, de los procesos lógicos y adaptativos y en fin, de las capacidades y funciones normales del individuo. Más el constructo no logra explicar este fenómeno. Aún no podemos interpretar claramente la experiencia pasional. 
Así, Solomón exhibe la teoría de los juicios morales, racionales, con objetivo específico, donde el individuo experimenta una lucha interna de opiniones debatiéndose entre lo racional y lo irracional con la correspondencia entre afecto y sentimiento. Las connotaciones radican en que lo afectivo sirve para sincretizar, ordenar los juicios valorativos, mientras que el sentimiento escapa de todo entendimiento y produce la afectación a lo interno y al entorno. 
En resumen, al fondo de todo este entramado yace la Psique como propiciadora de la satisfacción de los deseos, que es inherente al individuo y que debe ser saciada. 
Funge como exaltadora del dolor, tal como preconizaban los griegos en sus tragedias, para poder llegar al entendimiento de las emociones. Este sentido del dolor de existir, se ve potenciado por la llegada del cristianismo como catalizador de la salvación, su concepto de ágape, lo desmedido del sacrificio de Cristo, se torna en referente para escapar a través de la muerte y la resurrección en la gracia divina de la tormentosa miseria que rodea a la vida y a su pesada certidumbre de senectud.
La evasión, siempre estará condicionada por la experiencia sensorial que desborda a la piel y confronta a los valores del alma. El abrazo de Dionisios, el beso de Venus, se constituye así en el tropos, en el fin para el escape de lo que ocasiona dolor y suprime la voz estentórea de la conciencia. 
Nada nos supera en el arte de crear nuestra autoconciencia, por ello somos humanos.

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