Análisis Musical y Filosófico de "Temple" por Gabriel Ganiarov
Photo: Leon Guerrero " The Boss" in Pinterest
Reggae ritual y flauta andina como forma mística del deseo:
Estructura Rítmica: el Reggae como Pulso Ritual
El reggae, con su contratiempo sincopado y su pulso interior, establece en “Temple” una base orgánica, terrenal y meditativa. Pero a diferencia del reggae festivo o combativo, aquí el género aparece sutil, estilizado, desacelerado, funcionando más como un latido sagrado que como danza.
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La batería y el bajo, aunque discretos, ofrecen el típico “one drop” suave del reggae —con el golpe en el tercer tiempo— que le da una sensación de balanceo interno, como un péndulo del alma.
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Este ritmo funciona como sustrato emocional sobre el cual la poesía puede flotar, recitar, encarnar.
Conclusión rítmica: El reggae, aquí, se transforma en lenguaje de lo numinoso. Ya no hay rastafari ni rebelión, sino un pulsar cósmico y ancestral que acompaña un viaje de invocación.
La Flauta Andina: puente entre lo telúrico y lo espiritual
La presencia de la flauta andina como guía melódica es, quizás, el elemento más radical y hermoso del arreglo.
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Su timbre agudo y melancólico contrasta con la base grave del reggae, creando un diálogo vertical entre tierra y cielo.
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Las melodías que ejecuta no están al servicio del virtuosismo, sino de la evocación, como si vinieran de una altura metafísica, de un cerro sagrado de la memoria.
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La flauta actúa como shamán sonoro, abriendo portales, marcando cambios de plano, revelando pasajes emocionales ocultos.
Esta combinación nos recuerda a ciertas músicas rituales precolombinas, pero también al uso de la flauta en el jazz espiritual (Coltrane, Yusef Lateef), donde el viento es voz del alma.
Estética de la Fusión: Reggae y Andes, Trance y Cuerpo
La combinación de elementos es profundamente significativa:
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El reggae: raíz africana, caribeña, afrodescendiente. Se asocia al exilio, la tierra prometida, la espiritualidad libre.
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La flauta andina: voz de la montaña, del viento, del tiempo que no ha sido conquistado. Remite a una ancestralidad indígena del alma.
Ambos convergen para crear una música mestiza del espíritu, que no busca eclecticismo, sino reintegración mística. “Temple” es un altar en el que las culturas no se yuxtaponen, sino que rezan juntas.
Filosofía sonora: la música como espacio sagrado
Con esta base rítmica reggae y el soplo andino, la poesía de “Temple” no se enuncia: se consagra. Cada verso, pronunciado con la lentitud del rito, se convierte en invocación y ofrenda.
La música, así concebida, funciona como espacio iniciático. No estamos ante una canción que entretiene, sino ante un acto hierofánico: algo se revela.
Epílogo Estético y Crítico
"Temple" es una obra de fusión espiritual donde el cuerpo amado es templo y mapa, y la música es travesía mística. El reggae funciona como ritmo del corazón sagrado, la flauta andina como eco del viento ancestral, y la voz como voz del exiliado que recuerda a su diosa, a su guerra, a su fe.
El resultado es una canción-poema que podría titularse también:
Liturgia del deseo en el ritmo del abismo.
Dramaturgia vocal: el diálogo arquetipal
Dos voces, dos energías, dos planos del ser:
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Voz femenina:
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Timbre sensual, susurrado, casi íntimo.
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Actúa como invocadora o sacerdotisa del recuerdo y del deseo.
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Habla desde el interior, desde lo onírico y lo corporal.
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Acompaña el poema en su inicio y en su clausura, lo que sugiere un movimiento circular: el verbo comienza y termina en lo femenino, como la vida misma.
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Voz masculina:
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Irrumpe en Argyll, en el instante exacto en que comienza la enumeración de los lugares míticos y civilizaciones.
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Su acento reggae, característico del canto rítmico sincopado, aporta peso, arraigo, “tierra”.
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Es una voz de viajero, de peregrino, de cronista ritual.
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Se hace cargo del relato geopolítico, mítico y guerrero del poema, como si la geografía interior del amor necesitara la voz del andar.
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Este cruce de voces no es estético solamente: es simbólico y filosófico. Sugiere que el poema es un viaje entre dimensiones: lo femenino abre y cierra la ceremonia, lo masculino recorre el mundo con su acento exiliado y su ritmo telúrico.
Geografía mística y aparición de la voz masculina
El punto de inflexión es "Argyll": un lugar escocés cargado de memoria celta. Desde allí, el poema comienza a desplegarse como un mapa místico. Y en ese preciso instante, surge la voz masculina, como si el nombramiento de los sitios mágicos y civilizaciones antiguas invocara al Guardián del Mito o al Navegante Ancestral.
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Desde Argyll hasta "tes mains...", la voz masculina recorre:
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Ciudades sagradas: Ur, Tenochtitlan, Mykonos...
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Deidades aztecas: Tláloc, Ixbalanquè, Huitzilopochtli...
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Iconos guerreros: espada, cuchillo, tercios de Flandes...
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Astros y puntos cósmicos: Sirius, el vortex del tiempo...
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Esta sección representa el viaje del alma en búsqueda del Otro, donde el amante se hace nómada, guerrero, exiliado, para reencontrar el cuerpo de su diosa.
Retorno a lo femenino: la clausura del rito
Cuando la voz masculina se detiene tras la tríada "tes mains…", regresa la voz femenina, sellando el poema con una doble alquimia:
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Recapitulación floral y solar:
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Rose bleue d'hiver, rose rouge d'été
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Rose de Castille, sang et or de León, un tournesol
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Evocación ibérica y estelar:
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Valencia del Rey, Sirius, le vortex du temps
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Clausura con la fórmula griega:
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kata ton daimona eaytoy(“Fiel a su propio espíritu/daimon”)
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La voz femenina no solo cierra el poema: lo resuelve espiritualmente. La invocación griega remite a una ética órfica: vivir en consonancia con el propio daimon, es decir, con la voz interior, la pasión auténtica, el destino elegido.
Fusión de códigos musicales y estéticos
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Reggae: base rítmica sincopada, estable, que ofrece raíces a un poema que vuela.
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Flauta andina: guía melódica sagrada, el soplo del Altiplano como eco de lo antiguo y lo invisible.
Voces contrastadas: sensualidad ritual femenina / fuerza errante masculina.
Lengua francesa: idioma poético de la ambigüedad, la sensibilidad y el deseo. Da al texto una cualidad onírica e intelectual.
Filosofía del sonido: una odisea hacia el centro
Es una liturgia poética sonora, un viaje a través de cuerpos, ciudades, civilizaciones, religiones y estrellas, todo girando en torno a un centro: el templo del ser amado, que es a la vez carne, mito y verdad.
La estructura vocal tripartita (voz femenina / voz masculina / voz femenina) remite al ritual de iniciación:
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Invocación (entrada al templo)
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Recorrido del mundo y del yo (viaje iniciático)
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Revelación (unión con el daimon interior)
"Temple" es un acto de reintegración poética y sonora. En él, el ritmo sincopado del Caribe se encuentra con el soplo ancestral de los Andes, mientras una lengua europea declama el deseo eterno. Las voces masculina y femenina no se repelen: se complementan en el rito del recuerdo.
La canción no ofrece respuestas. Pero sí ofrece una estructura para preguntar con el alma. Es arte que guía hacia lo sagrado desde la herida.
Hay canciones que se escuchan con el cuerpo, otras con la memoria, y unas pocas con el alma. Temple, de Gabriel Ganiarov, pertenece a esta última estirpe. Es una liturgia sonora, un rito iniciático donde palabra, ritmo y timbre se conjugan como si fueran los elementos de una ceremonia secreta.
Desde sus primeras notas, la atmósfera se espesa. Un ritmo reggae templado —sincopado, respirante, contenido— late con una serenidad ritual. Es el pulso de un corazón que no canta para entretener, sino para invocar. Sobre este lecho telúrico, la voz femenina —susurrada, sensual, casi espectral— comienza a desplegar los primeros versos como si los extrajera de un códice antiguo:
Yeux de panthère… pin sauvage… vague que tu brises avec fureur…
La poesía emerge, no como ornamento, sino como invocación litúrgica. El cuerpo de la amada es descrito como un templo del tiempo, un mapa de geografías míticas y afectivas. Es pantera, nube, ola, sabre, adagio: una criatura hecha de símbolos. La voz que la canta la nombra con devoción, como si cada palabra fuera un acto sagrado de restauración.
Y entonces, sin violencia, sin anuncio, en Argyll, el poema gira. Surge una voz masculina con timbre grave, acento rítmico típico del reggae, pero sin caer en el cliché: es la voz del nómada interior, del peregrino de civilizaciones.
Este fragmento del poema, marcado por la voz masculina, constituye el viaje iniciático del yo amoroso, que atraviesa el mundo para encontrar la figura sagrada que ama. Es también un recorrido del exilio, del erotismo como memoria y como guerra. La cadencia del reggae sostiene esa búsqueda con paciencia cósmica, y la flauta andina, que guía las secciones melódicas, aparece como un viento ancestral que orienta y protege. Su soplo es el alma que no se ha rendido al olvido.
Cuando el poema alcanza su tríada central —tes mains… tes mains… tes mains…—, la voz masculina calla. Y entonces regresa la voz femenina, sellando el rito, cerrando el círculo. El final es un bouquet de rosas:
Rose bleue d’hiver, rose rouge d’été, Rose de Castille l’ancienne…
Y luego, como un eco de eternidad y elección, la última línea:
kata ton daimona eaytoy — “fiel a su propio daimon”.
Ese cierre, en griego antiguo, no es solo una cita. Es una clave órfica: quien ha atravesado este poema ha recorrido el mundo, las edades, y ha elegido vivir según la voz interna, no la impuesta. Es, finalmente, un canto a la fidelidad con el propio espíritu, con la pasión que arde aunque el mundo la niegue.
Temple es, por tanto, una obra sincrética y espiritual.
La música reggae sostiene la carne.
La flauta andina guía la visión.
La voz femenina abre y clausura el rito.
La voz masculina camina los templos de la historia y del deseo.
Todo converge en un acto que no pretende representar la belleza, sino ser la belleza en estado ritual.
Temple :
pin sauvage et haut qui pousse seul
mer profonde
bleu sauvage
nuage
vague que tu brises avec fureur
bastion qui résiste à la tempête
sabre contre la folie
caresse qui attend l'éternité
adagio qui fuit le doux adieu
tes lèvres...
tes lèvres...
coin où se brisent les chimères
rue éternelle semée de pluie
sang et veines avec une maîtresse éternelle
lettres précipitées sans abri
jaillir
larme
acier rouillé à découvert
acier poli à l'abri
serviteur d'Anunakis
fils perdu d'Horus le Magnifique
tes yeux...
tes yeux...
chèvrefeuille éternel
Argyll
Ur
Tenochtitlan
Mykonos
Spetse
Tolède
Tabascoob
Quatemalam
la croix de Gavilanes sur mon épée
un couteau avec un manche en bois de cerf
blonde hier
brune aujourd'hui
blonde à nouveau
brune demain
Tláloc
Ixbalanquè
féroce Huitzilopochtli
La Duchesse qui te regardait
tes hanches...
tes hanches...
Usquebaguh
Les cierges d'Édimbourg
Moi
le périple ne s'est pas terminé à Ithaque
Isis aux ailes dorées
Seth qui se dit orange
ton crâne rasé entre mes mains
dans une barque sur le Nil pendant que tu m'embrassais
tes mains...
tes mains...
Rose bleue d'hiver
rose rouge d'été
Rose de Castille l'ancienne
sang et or de León
été à Valencia del Rey
un tournesol
les vieux tercios se sont rendus
Lille
Duna
à Sirius, lumière bleue
tu es le nombril du monde
le vortex de mon temps
kata ton daimona eyatoy
Temple:
pino agreste y alto que crece solo
mar profundo
azul salvaje
nube
ola que rompes con furia
bastión que resiste a la tormenta
espada contra la locura
caricia que espera eternidad
adagio que huye del dulce adiós
tus labios...
tus labios...
rincón donde se rompen las quimeras
eterna calle sembrada de lluvia
sangre y venas con dueña eterna
letras despeñadas sin cobijo
manar
lágrima
acero herrumboso al descampado
acero bruñido al abrigo
siervo de Anunakis
hijo perdido de Horus el Magnifico
tus ojos...
tus ojos...
madreselva sempiterna
Argyll
Ur
Tenochtitlan
Mykonos
Spetse
Toledo
Tabascoob
Quatemalam
la cruz de Gavilanes en mi espada
un cuchillo con mango de ciervo
rubia ayer
morena hoy
rubia otra vez
morena mañana
Tláloc
Ixbalanquè
feroz Huitzilopochtli
La Duquesa que te miraba
tus caderas...
tus caderas...
Usquebaguh
Los cirios de Edimburgo
Moi
el periplo no terminó en Itaca
Isis de alas doradas
Seth que se dice naranja
tu cráneo afeitado entre mis manos
en una barca del Nilo mientras me besabas
tus manos...
tus manos ...
Rosa azul de invierno
rosa roja de verano
Rosa de Castilla la vieja
sangre y oro de León
verano en Valencia del Rey
un girasol
los tercios viejos se rindieron
Lille
Duna
en Sirio, luz azul
eres el ombligo del mundo
el vórtice de mis tiempos
kata ton daimona eyatoy
Gabriel Ganiarov
Copyrigth: 2013
Temple — poema sonoro de Gabriel Ganiarov, voz femenina y masculina en rito poético-reggae.
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